jueves, 24 de mayo de 2007

Mitos y Leyendas

-Mitos:
-Los mitos forman parte del sistema religioso de una comunidad, la cual los considera historias verdaderas, y dan un respaldo narrativo a las creencias fundamentales de dicha comunidad. Dado que los mitos explican cómo llegó a ser el mundo tal cual lo conoce una sociedad determinada, se ubican en un espacio y tiempo protohistóricos, en el que aún no se habían definido parámetros esenciales de la misma (por ejemplo, la explicación de cómo surgió la semana nos remite a un mundo en el que no existían el día ni la noche).
Como los demás géneros tradicionales, el mito es en origen un texto oral, cuyos detalles varían en cada ejecución, dando lugar a múltiples versiones. En las sociedades que conocen la escritura, el mito ha sido objeto de reelaboración literaria, ampliando así su arco de versiones y variantes.

-A todo mito lo caracterizan tres atributos:
.Trata de una pregunta existencial, referente a la creación de la Tierra, la muerte, el nacimiento y similares.
.Está constituido por contrarios irreconciliables: creación contra destrucción, vida frente a muerte, dioses contra hombres.
.Proporciona la reconciliación de esos polos a fin de conjurar nuestra angustia.


-Leyendas:
-Leyenda es una narración oral o escrita, en prosa o verso, con una mayor o menor proporción de elementos imaginativos y que generalmente quiere hacerse pasar por verdadera o fundada en la verdad, o ligada en todo caso a un elemento de la realidad. Se transmite habitualmente de generación en generación, casi siempre de forma oral, y con frecuencia son transformadas con supresiones, añadidos o modificaciones.
-Leyenda viene del latín legenda, («lo que debe ser leído») y es, en origen, una narración puesta por escrito para ser leída en voz alta y en público, bien dentro de los monasterios, durante las comidas en el refectorio, o dentro de las iglesias, para edificación de los fieles cuando se celebra la festividad de un santo. En ellas la precisión histórica pasa a un segundo plano para resaltarse la intención moral o espiritual (en las hagiografías o leyendas hagiográficas o piadosas, cuyo más conocido testimonio es La leyenda dorada de Jacopo della Vorágine.





-Comparaciones:
-El MITO es una narración que, desde un lenguaje simbólico, recupera los orígenes, el mundo en su inicial creación divina. Así, el mito alude generalmente al nacimiento del universo o al tema de cómo fueron creados los seres humanos y animales, o cómo se originaron las creencias, los ritos y las formas de vida de un pueblo. Para las culturas arcaicas donde el mito emerge éste siempre es vivido como verdadero. El mito es vera narratio, narración verdadera de lo real. Por otro lado, la LEYENDA es una narración tradicional o una colección de narraciones relacionadas entre sí que parte de situaciones históricamente verídicas, pero que luego puede incorporar elementos ficcionales. En el mito todo es estimado como verdadero. En la leyenda se combinan verdad y ficción. La palabra procede del latín medieval legenda y significa ‘lo que ha de ser leído’. Denominación que procede del hecho de que algunos oficios religiosos de la primitiva Iglesia cristiana se leían en voz alta legendas o vidas de santos. Una famosa colección en la edad media fue La leyenda dorada (Legendi di sancti vulgari storiado), escrita en latín en 1264 por el dominico genovés Santiago de la Vorágine, tratado hagiográfico donde los hechos de la vida de los santos se acerca en muchas oportunidades a lo fantástico.
- Otra diferencia entre mito y leyenda es que la leyenda se relaciona con un lugar y una época determinadas. El mito alude a los orígenes, que suelen estar fuera del tiempo. Por otra parte, el mito se ocupa principalmente de los dioses, mientras que la leyenda retrata en general a un héroe humano, como ocurre en el caso de la Ilíada y la Odisea o la Eneida. Son legendarias también las historias que florecieron en numerosas novelas de caballería durante la edad media y que fueron fuente de inspiración para escritores posteriores: este es el caso de la leyenda del rey Arturo, con Carlomagno y con el alquimista alemán Fausto. A pesar de estas diferencia entre mito y leyenda, en ambos tipos de narraciones hay un fulgor común: el de la imaginación y la veneración por los orígenes, y por lo mágico y extraordinario de la existencia


-Leyenda:


EL Jinete sin Cabeza

-Y el silencioso crepúsculo se arrebujaba entre la dulce meditación en que la llanura solía extasiarse. Las aves herían con su alegre sinfonía la quietud majestuosa de la tarde. Lejos donde el sol parece arder entre el candente pebetero de la lejanía, un grupo de garzas van copiando sus finísimos plumajes en los colores maravillosos de los exóticos paisajes, en cuyos celajes hay tintes de presagio de penas melancólicas. Todo el ambiente parece guardar instantes de santa meditación, y en las copas floridas de los centenarios árboles, el viento arrecuesta sus erizados cabellos.
Es verano. Y toda la llanura está reseca y solitaria, con aquella triste melancolía. Ha sido un atardecer maravilloso, y pronto sus poéticas bellezas devorarán la noche que pronto llegará. Allá en el corredor de la Hacienda, el Viejo Patrón lee con devota atención el periódico del día, volando de cuando en cuando bocanadas de humo de pipa.
Son pasadas las seis de la tarde; este busca tomar un poco de aire fresco. En los corrales, el ganado espera entrar en reposo y de cuando en cuando óyense los últimos gritos de los sabaneros que arrean una punta de ganado de ordeño. La peonada se ha concentrado en la cocina y sentados al contorno de una mesa tosca y ennegrecida saborean con apetito la merienda del día.
Los congos con sus notas de órgano no cesan de cantar el allegro grandioso.
Todo el llano se puebla de sombras y en los corredores de la inmensa casona de la hacienda los candiles lanzan su luz cobriza. Patricia, la hija mayor del Patrón, se ha acercado hasta su lado un poco nerviosa, pues Rosendo, uno de los sabaneros acababa de contar, una terron'tica narración, de las que suelen contarle cuando termina el trajín.
-¿Qué te pasa hija mía? Preguntó aquel viejo, apartando un rato su pipa de su boca, con aquella seriedad de hombre respetable.
-Vieras papá,, que Rosendo estaba contando en la cocina que aquí asustan,, que llega tocias las noches hasta el corredor un jinete sin cabeza.
Una sonrisa picaresca dejó escaparse de entre su tupido bigote.
-No temas hijita, son supersticiones; son leyendas que estos hombres suelen contarse en sus ratos de ocio, para pasar el tiempo.
-Pero papá, dijo la chiquilla, ¿a qué viene esto?
-Yo te lo contaré, escúchame.
-Siendo yo bastante joven, me contaba mi abuela que en aquellos dorados tiempos cuando la hacienda contaba con todas las comodidades del caso, pe celebraba con gran pompa la fiesta del nacimiento del Niño Dios, por supuesto que era una fiesta preparada, donde nadie de la numerosa concurrencia se iba con el estómago vacío. Pues bien, Luciano, muchacho de buenos sentimientos, hijo del Patrón de la hacienda, tenía una novia, la cual quería mucho, por lo cual estaba haciendo preparativos para la boda, cuya fecha fijada sería el 25 de diciembre, en que se casaría con Carmel ita, una preciosa chiquilla, la flor del llano, que había entregado la fragancia de su perfume a un corazón enamorado.
José, sabanero dotado de malos sentimientos, que trabajaba en una de las haciendas cercanas a esta, estando también enamorado de Carmelita y lleno de celos, al saber que ésta pronto se casaría con Luciano, decidió una tarde irlo a "ispiar" al cruce del camino de la plazuela, y así saciar su criminal y cruel instinto.
En efecto Luciano sin saber nada de lo que ocurría, volvía alegremente a la hacienda, cuando al pasar por el lugar, José sin masticar palabra alguna se lanzó encima del desafortunado muchacho descargando su arma criminal y cortándole la cabeza.
El criminal se dio a la fuga y no se volvió a saber más de su paradero. Por eso hija mía cuando en las noches de luna y calma, y el llano duerme entre misterios o secretos, se escucha el trotar lejano de un caballo que viene acercándose a la hacienda, luego se oye que desmonta alguien, entra al corredor después de pasearse largo rato vuelve a montar y se aleja por el llano.
Cuentan los que han visto que es un jinete sin cabeza, es el mismo que en otros tiempos fue víctima de aquella tragedia pasionaria; es el alma de Luciano que busca entre el misterio de la muerte y la realidad de la vida, la linda mujer de sus sueños perdida en vísperas de su boda.
-Ya vez, hijita, esta es la leyenda que Rosendo quiso contarles a los compañeros. Ahora, anda tranquila a dormir, que yo te seguiré, y olvida esa superstición, y que Dios te acompañe.
Patricia después de oir aquel relato, dio un beso a su padre y paso a paso sumida entre un profundo silencio, fue en busca del descanso. En el zaguán sillero, un sabanero al compás de una vieja guitarra, rumiaba sus penas en las dolientes notas de una canción, triste y sentimental, canción que lleva y vuela en la fría brisa de los llanos a ser posadas en las copas florecidas de los árboles centenarios, canción que hace llegar hasta el blando lecho, donde duerme la amada mujer, de sus sueños.
Relato hecho por: Mario Cañas Ruiz.



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